
Si quisiera follar con alguien con el cuerpo de un niño chino de doce años, follaría con un niño chino de doce años.
La frase puede parecer un poco violenta, pero creo que hay que empezar a tomar medidas contra la desfeminización de las mujeres impuesta por los creadores de estilo. Un lobby oscuro formado por diseñadores homosexuales, mujeres misóginas y cazadores de trofeos vivos. No nos engañemos, nuestro cuerpo nos gusta y nos disgusta en función de lo que pensamos que le gusta a los demás. Por eso me preocupa la pérdida del concepto de cuerpo femenino de estos últimos tiempos y el daño que se están infligiendo miles de mujeres potencialmente cañón. Hemos pasado de tener a la numática Marilyn Monroe como icono de exhuberancia a encumbrar a una Angelina Jolie que se empeña en quitarse atractivo cada día que pasa. Es cierto que los cánones cambian con el tiempo, y si no veamos lo que opinaba Rubens en 1625:

Rollizas, aunque tienen unas piernas del copón.
Ahí teneís a Aglaya, Talía y Eufrósine en pelota picada. Quizá les falte pecho a las tres, pero yo las situaría dentro de los límites de lo follable (mis seguidores saben a lo que me refiero). Ojo, que no estoy diciendo que Las Tres gracias de Rubens sean un ejemplo de un cuerpo de mujer perfecto, pues están a un paso de lo no saludable. En mi opinión, el argumento de que la delgadez extrema es perjudicial no debe nunca usarse para justificar los excesos, sobre todo sabiendo la relación probada entre sedentarismo, perímetro abdominal y enfermedades cardiovasculares. Con todo ello, nuestras amigas las Gracias están más cerca de la belleza que Keira Knightley, una chica con la que yo jamás me acostaría por miedo a cortame con sus esquinas:

Mi abuela tiene las manos más bonitas.
¿Entonces? Como siempre, un término medio. Piernas torneadas pero con masa, culo generoso, caderas anchas, cintura marcada, 85-95 de pecho… vamos, blandita al tacto pero sin pasarse, porque quedarse sin resuello al subir unas escaleras no es nada atractivo. Os pongo un ejemplo bastante accesible para todas que, aunque no sea precisamente mi favorita (lo digo porque yo la vi en vivo), en esta foto me pone taquicárdico.

Observad la lorcita justo encima del pantalón. Pa comerla.
Los chicos sabemos lo que nos gusta, hace tiempo que los talleres de coches sentaron cátedra. Sólo hace falta ver las reacciones al mítico post de la teta de Alexliam. Sin embargo chicas, os noto un poco perdidas: ¿Nunca os habeís preguntado por qué vuestro novio no se la casca con el Vogue, el Cosmopolitan o la Elle? Pues eso.